domingo, 29 de enero de 2012

El avance de la ultraderecha

En años de bonanza el espíritu liberal se apodera de las conciencias del pueblo. Son tiempos de paz y de dominio de las izquierdas. Una constante que desaparece cuando la bonanza se convierte en sequía económica.
Como la política no es más que un sistema para jugar con los miedos del pueblo, en tiempos de crisis, donde se hace latente la falta de valores de una sociedad, donde unos luchan para que los pocos que hay no se pierdan, suelen estallar con fuerza las guerras ideológicas.
pero el miedo mueve siempre a la masa ignorante, a aquellos que creen que la solución está en destruir, prohibir y discriminar. Aquellos que en tiempo de bonanza descansan sin contribuir a que la situación se mantenga o mejore, y que en tiempos difíciles alzan su voz contra todo aquello que es distinto.
Estos son el alimento de la derecha. La derecha más radical.
Ahora nos toca vivir un momento de esos. Como sucediera a comienzos del siglo pasado, los nacionalismos más conservadores aparecen entre el pueblo para infectar con sus ideas al mundo.
Tenemos ejemplos como el de Hungria con leyes contra la pluralidad religiosa o que criminalizan al socialismo. Medidas que alimentan el odio y los rencores. Caldo de cultivo para desestabilizar la paz social y entre pueblos. Pero hay más casos. En EEUU los republicanos más radicales se presentan como serios candidatos a la presidencia en la casa blanca. Pocas posibilidades tiene Obama contra una derecha extrema que comparte con su pueblo el deseo de tomar a la fuerza lo que con dinero no han podido obtener. Francia, Alemania, España, Italia, Reino Unido, son otros bastiones de una derecha, que irónicamente pretenden dar lecciones de moralidad a las dictaduras de Siria, Irán o China. En definitiva, la izquierda y el liberalismo quedan una vez más desterrados en tiempos difíciles y se preparan para repartirse el mundo. Mientras tanto el pueblo es el arma con el que sembrar odio y discordia.
Lo que no está tan claro es de quien es la culpa. Tal vez la izquierda, en tiempos de bonanza, debería aceptar su responsabilidad y no solo vivir de los buenos tiempos y dedicarse a evitar que vengan tiempos complicados que alimenten y den vida a la ultraderecha.


No hay comentarios:

Publicar un comentario