miércoles, 8 de febrero de 2012

Revolución...¿Pero cómo?

Nos esforzamos tanto en querer cambiar las cosas que no vemos que somos nosotros los que debemos cambiar.
El problema no son unos recortes en sanidad, por ejemplo. El problema es que la mitad de las enfermedades que padecemos podrían estar erradicadas, pero la enfermedad es un negocio.
El problema no son los recortes en educación. El problema es que la incultura interesa.
El problema no es que nos quiten la vivienda. El verdadero problema es que el negocio consiste en saber que otro la ocupará.
La enfermedad, la incultura y la guerra son, no solo negocios, también los pilares que sostienen a este sistema.
Un pueblo diezmado es un pueblo controlable.
Apoyamos causas contra el cáncer, contra la intolerancia o contra la drogadicción, pero...¿Que hacen ellos realmente para erradicarlas? Luchamos por hacer un mundo mejor, pero es imposible si la gente sigue siendo como siempre.
La solución a un problema es erradicar el problema en si. Esos banqueros, que se comportan como terratenientes, son dueños y se lucran de todo aquello que a nosotros nos destruye. Controlan las farmacéuticas, que no solo están mas centradas en hacer crónicas enfermedades que podrían haber dejado de existir, también les interesa más crear nuevas cepas para el segundo negocio más lucrativo, el de la guerra.
Este otro negocio también está controlada por estos terratenientes llamados banqueros. La vivienda, el gobierno, el trabajador...todo está bajo su control.
Los tiempos cambian, pero ellos siguen donde estuvieron siempre. Ya es hora de que cambiemos nosotros, que entendamos que podemos derribarlos. Irónicamente es tan sencillo como complicado. No es una cuestión de retirar todo nuestro dinero en un acto de rebeldía. Es necesario un cambio de mentalidad. Romper las cadenas de la tiranía del dinero, terminar con el negocio llamado ser humano. Entender que la sociedad somos nosotros y no ellos. Entender que la esclavitud tiene muchas formas, pero que la libertad solo una. Ser dueños de nosotros mismos. Dejar de depender de eso terratenientes tiranos que ven en nosotros una vía para hacerse más ricos.
¿Se puede modificar la constitución para no repetir un déficit como el actual, y no se puede modificar para recortarle a la banca tanto poder? Tal vez esa debería ser la meta de esta lucha. Lograr que la constitución proteja a su pueblo, no al dinero.
Los tiempos dejarán de cambiar el día que nosotros cambiemos. Cuando dejemos de ser un negocio y empecemos a tener importancia real como individuos.

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